El almacenamiento de energía se refiere a la capacidad de guardar energía para su uso posterior. Esta técnica es fundamental en el contexto de sistemas energéticos, especialmente cuando se trata de integrar fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, que son intermitentes.
Existen diversas tecnologías para el almacenamiento de energía, incluyendo baterías, sistemas de bombeo de agua, volantes de inercia, y almacenamiento térmico, entre otros. El objetivo principal del almacenamiento de energía es equilibrar la oferta y la demanda de electricidad, permitiendo que la energía generada en momentos de baja demanda se almacene y se utilice cuando la demanda es mayor.
Además, el almacenamiento de energía puede contribuir a la estabilidad de la red eléctrica, mejorar la eficiencia del sistema y reducir la dependencia de fuentes de energía fósil. En resumen, el almacenamiento de energía es un componente clave para facilitar la transición hacia un sistema energético más sostenible y eficiente.
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